viernes, 6 de junio de 2014

Reconocer y combatir la ansiedad

¿Alguna vez has sufrido una crisis de ansiedad? Entonces sabrás lo que significa sentir la pérdida de control sobre ti mismo.

¿Cómo reconocerla?

La ansiedad puede mostrarse de formas muy diversas dependiendo de la persona, incluso dependiendo del momento y la situación, aún tratándose de la misma persona. Aquí tienes una lista de los síntomas físicos más frecuentes:

-Palpitaciones y pulso acelerado
-Respiración descontrolada
-Llanto incontenible
-Sudores fríos
-Temblores
-Mareos
-Rigidez o entumecimiento de las extremidades superiores y/o inferiores
-Nudo en la garganta
-Opresión en el pecho

Pero también se muestra a través de síntomas psíquicos:

-Temor a padecer un infarto (la persona puede sentir que se está muriendo)
-Desesperación y tristeza
-Sentimiento profundo de soledad
-Angustia
-Pérdida de la orientación
-Pensamientos desordenados, caóticos, fuera de control
-Abatimiento
-Desplome de la autoestima (desvalorización, autodresprecio)
-Pérdida de la identidad (la persona ya no sabe quién es)
-Visión pesimista del pasado, del presente y del futuro
-Agresividad (normalmente referida a uno mismo, llegando incluso a autolesionarse)
-Pensamientos negativos y autoculpabilizadores (esa voz interior que insulta a la persona: "débil", "tonto", "no vales nada", "todo es culpa tuya", "no sirves", "muérete", etc.)

¿Cómo combatirla?

Cuando sobreviene una crisis de ansiedad es momento de acudir al médico. Normalmente, este extenderá una receta de ansiolíticos y quizás también derive al sujeto a psiquiatría. Esto es necesario en muchos casos y hay que entenderlo como una fase temporal, hasta que la persona pueda retomar su vida, calmarse, recuperar los ciclos de sueño, el descanso, la alimentación, etc. Pero no termina ahí. Al contrario. Es entonces, una vez se ha superado el momento, o momentos, de crisis de ansiedad (también llamada crisis de angustia o de pánico) cuando comienza el verdadero trabajo para recuperar la salud.

La salud mental, así como la física, requiere de ciertas costumbres que hay que cultivar. No podemos pretender que una planta crezca sana y fuerte si no la regamos y no le facilitamos sus horas de luz y los aportes de nutrientes que necesita para vivir.

Tened en cuenta que la ansiedad y la depresión están estrechamente relacionadas. Son problemas que se manifiestan tanto en el cuerpo como en la mente, y son progresivos. Es decir, uno no se deprime de un día para otro. Lleva su tiempo. Es el cúmulo de estrés mantenido a lo largo del tiempo, la invasión de determinados pensamientos que se van apoderando de la autoestima, etc., los que van deprimiendo a la persona y colocándola al borde de una crisis de angustia. 

Por todo ello, la recuperación no puede ser milagrosa. No nos deprimimos de repente, sin más; no nos curamos de golpe.

Aquí os dejo tres consejos que no pueden fallar:

-Haz deporte. El ejercicio físico, aunque no apetezca, es una apuesta segura para la recuperación.

-Sal de casa. Es importantísimo que te dé el sol (incluso el que se oculta tras las nubes) cada día.

-Ayuda a otras personas. Involucrarse en labores de voluntariado, por ejemplo, es una fuente de autoestima que te ayudará seguro a revalorizarte ante tus propios ojos y también ante los de los demás.

Y, sobre todo, TIENES QUE QUERER ESTAR SANO. Ánimo, tu salud está en tus manos.




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